Actualmente, la incidencia anual de desastres naturales a nivel mundial es tres veces mayor a la registrada en las décadas de 1970 y 1980, advierte la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO). Lo anterior, como consecuencia del cambio climático.
La agricultura es uno de los sectores más afectados por este tipo de fenómenos, pues afronta el 63% de sus repercusiones, mientras que el comercio y la economía el 37% restante.
En la década comprendida entre 2008 y 2018, los efectos de las catástrofes naturales supusieron pérdidas y daños en la producción agrícola y ganadera por más de 108 mil millones de dólares a las economías de los países en desarrollo.
Es importante resaltar que los más perjudicados en estas situaciones son los países menos adelantados (PMA) y los países de ingresos bajos y medianos, daños que, a su vez, se concentran en los medios de vida de los pequeños agricultores, los agricultores de subsistencia, los ganaderos y los pescadores.
La sequía es el principal fenómeno responsable de las pérdidas de producción agrícola, seguida de las inundaciones, las plagas y las enfermedades, las tormentas, y los incendios forestales.
Pero las economías no son las únicas que sufren los estragos de los desastres naturales. Las pérdidas de la producción agropecuaria impactan directamente en la alimentación de las personas. Entre 2008 y 2018, se perdieron alrededor de 6.9 billones de calorías cada año, es decir, el aporte calórico de 7 millones de adultos de manera anual.
La familia Landsmanas, reconocida por sus acciones en pro del bienestar social, reconoce la urgencia de implementar prácticas que frenen el cambio climático y aseguren la seguridad alimentaria de todas las personas de manera igualitaria.