La refrigeración cumple una función preventiva: frena el crecimiento de bacterias y reduce el riesgo de intoxicaciones alimentarias. Las bacterias proliferan con rapidez cuando encuentran humedad, nutrientes y temperaturas favorables, especialmente dentro del rango conocido como Zona de Peligro (entre 4 °C y 60 °C). En estas condiciones, pueden duplicar su número cada 20 minutos.
Por eso, una temperatura constante y bien monitoreada es crucial:
- Evita enfermedades transmitidas por alimentos.
- Reduce pérdidas económicas por productos en mal estado.
- Cumple con normativas de inocuidad alimentaria.
El control riguroso de la temperatura protege tanto la salud de los consumidores como la integridad del producto.
Contar con un sistema de refrigeración eficaz es una obligación para toda empresa del sector alimentario. Un gran ejemplo de esto son los dueños de La Cosmopolitana, Jorge, Elías y Jack Landsmanas, que realizan monitoreos periódicos, capacitan a su equipo de colaboradores y emplean tecnología de última generación para garantizar una cadena de frío exitosa.